lunes, 24 de febrero de 2014

Entre la sed y la sed



Este siglo colmado de  primaveras artificiales porta consigo una ancestral sed que nada apaga. Como si todo se consumase en una lluvia entre volcanes cuyas lavas recorren territorios de desiertos conocidos, antiguos y esenciales. Pero, permanecer en el infinito de otra alma es tal vez un recorrido más amplio y menos inmediato. Es quizá turbar el tiempo hasta anularlo. ¿Es eternidad un instante? La respuesta se encuentra suspendida en cada morada. A ojos vistas, a redes expuestas:  fundir llama con llama no alcanza en tiempos de corazones gigantes.

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