domingo, 26 de octubre de 2014

Centellea una prosa


Centellea una prosa ensimismada. Una catarata de silencios, alguna que otra pausa y un lápiz de la historia borroneando sombras: delimitando su hambre. Ellas, las sombras, viven en la voz oculta, en el gesto interrumpido, en la memoria de hace cuarenta o más años, en todo lo trunco, en la voz del espanto. Dicen que centellear tras ello es cosa de fantasmas, que un minuto de silencio es una eternidad que danza, mas, no resplandece quien quiere sino quien puede. Mientras tanto, una prosa es puente de una luna atardecida que me habla.

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