lunes, 10 de noviembre de 2014

Sin red

No puedo detenerme, ya es tarde. El pensamiento se hizo palabra hablada. Jack, me miró con ansias. Tal vez, codicia la impronta de mi carácter. A orillas de la mar los pájaros hacen sus libres vuelos, él, mi compañero de picada, es amo de su mente; sin embargo se nutre de frío y tinieblas. Es inexorable su aparición, yo lo sé. Le teme al estribillo de los fuertes. No cualquiera asume el desafío de lo indómito. Es más fácil la tregua de quien nunca estuvo en guerra -pienso- mientras dibujo un cielo límpido. Tras el aire, las nubes se empeñan en caer a tierra. Huele el paisaje a tierra mojada, y todos los emisarios se convierten en lluvia. Es necesario abrazar las pupilas de una buena historia para subirse a su lagrimal y vibrar salado. Se acerca Jack, la lentitud con que lo hace habla bien de la consecución del relato. Es necesario destripar el miedo para escribir sin red.

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