lunes, 4 de abril de 2016

Cacería – Ana Caliyuri & Javier López


Caminé en redondo. No lo supe hasta que un simple detalle me lo reveló: el zorro dentro de la jaula. Iluminé sus ojos con la linterna, él se mostró desafiante. La linterna cayó de mis manos. La oscuridad fue el hábitat en donde nos batimos en duelo. Igualdad de condiciones fue siempre la premisa de mi existir. Abrí su jaula. Él es nocturno; yo soy diurna. Él es solitario, yo también. No sé si él tiene rabia, yo sí.
La batalla se inicia. Nos movemos sigilosos, orbitándonos. El zorro tautea; yo gimo. En nuestras miradas odio, ira. También desesperanza y miedo. El ataque final no llega. Solo hay amagos, como en una estudiada coreografía.
Me resulta todo vaporoso, irreal: la lucha, el rito… Entonces comienzo a despertar de la anestesia. Soy yo quien está dentro de la jaula, con un dardo aún clavado en mi brazo. Alguien me observa.

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