Hace mas de diez años leí unos versos de Salvatore Quasimodo, que al
releerlos hoy, me provocan un estrépito interior, similar sensación a la ocurrida
durante la primera lectura. Me parece un tributo al ser humano en su momento
más solitario. Ese instante donde asirse a alguien es en vano, porque no
hay nadie más que la propia alma y cuerpo, enfrentando los desafíos de vivir.
Confieso que me gusta leer bajo la sombra de los
árboles, hábito de la niñez, quizá porque el aire fresco que otorga la
naturaleza no se parece a ningún aire artificial: es perfumado, colorido e
imprevisible. Cosas de la brisa y la arboleda.
Ese día primaveral, que recuerdo, estaba sentado a los pies de un sauce llorón, las ramas caían lánguidas y semejaban acariciar la tierra con nostalgia.
Los sauces son arboles antiquísimos, provienen de China, cultura milenaria; seguramente han sido objeto de asombro desde siempre por parte de los seres humanos. Su copa redondeada es un cosmos esperanzador, se encuentra a gran altura y hay que alzar la vista con ganas para ver como brilla. Tanto como cualquier ser humano que nos asombra por el crecimiento esperanzador de su alma o sentir.
Ese día primaveral, que recuerdo, estaba sentado a los pies de un sauce llorón, las ramas caían lánguidas y semejaban acariciar la tierra con nostalgia.
Los sauces son arboles antiquísimos, provienen de China, cultura milenaria; seguramente han sido objeto de asombro desde siempre por parte de los seres humanos. Su copa redondeada es un cosmos esperanzador, se encuentra a gran altura y hay que alzar la vista con ganas para ver como brilla. Tanto como cualquier ser humano que nos asombra por el crecimiento esperanzador de su alma o sentir.
Cuando el viento comenzó a soplar suave me dejé acariciar por las
ramillas. Hay muchas leyendas respecto de este singular árbol, algunas bíblicas y otras que
tienen que ver con la amistad, pues parece que cuando alguien, regala una ramita
a otra persona, le está pidiendo amistad eterna. La eternidad es un
tema que siempre ocupa mi pensamiento, tal vez por esto de que tras lo efímero
siempre hay algo perenne que nos sorprende. El caso es que me resultó factible
compararlo con el alma humana : un gran tronco fuerte como los pilares que
rigen la vida espiritual de la humanidad y sin embargo , solitario y lleno de
llanto. “Cada uno esta solo sobre el corazón de la tierra, atravesado por un rayo
de sol y de pronto anochece” dijo el poeta, y se cerró la noche y una tibia
lágrima cayó del cielo, no sé si fue el sauce, algún alma en pena o la
nostalgia de estas letras. Como sea, recordé que la eternidad está colmada de
amores, poesía, música, pintura y
creencias, después de todo me sentí menos solo.
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